Guillaume Long, eres una estafa intelectual y política

¿Hay en este momento un mayor mentiroso que tú, Guillaume Long, canciller del Ecuador? Esto pusiste a decir al pueblo ecuatoriano en el boletín que hiciste sobre la muerte del dictador cubano: “El Gobierno y el pueblo de Ecuador se suman al profundo dolor y al homenaje del pueblo cubano a Fidel Castro, gigante latinoamericano y universal, arquitecto de la Patria Grande e incansable luchador por la justicia, la independencia y la soberanía de los pueblos del Sur”.

Tú hablas del “inmenso legado” que deja Castro. Sí, es inmensa la estela de miseria en que hundió a ese país desde hace 60 años. Tú no te bajas, al parecer, de los carros oficiales en Cuba. Si lo hicieras no recitarías esas frases manidas, esos lugares comunes, ese discurso mamerto que te sirve para justificar que un individuo haya sido amo y dueño, a punta de cárcel y muertos, de Cuba durante 60 años. Y que le haya pasado la antorcha a su hermano.

Tú pudieras, al menos, echar un ojo al documental “Con Silvio Rodríguez en los barrios de La Habana”, para ver “la transformación radical de las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas de Cuba”. En ese documental, hecho por alguien cercano al régimen, hubieras visto la miseria de los barrios de La Habana. Miseria crasa. Nube de personas que, además de torear la miseria cada día, no esperan nada de la vida. Nada para ellos, su entorno, su país.

Yoani Sánchez –a quien seguramente no has leído– tiene en sus crónicas pedazos de la vida cotidiana de esos millones de personas. En una de ellas al oír a Raúl Castro decir que al día siguiente habría leche, ella recuerda que su abuela decía que en su niñez tomaba café con leche. Al día siguiente no hubo leche, pero esa anécdota muestra la diferencia entre la realidad de la dictadura y la bazofia prefabricada que tu repites y que te permite hablar de la “emancipación del pueblo cubano”. ¿No has visto el documental de Silvio Rodríguez? ¿No has leído a Yoani Sánchez? ¿Acaso sabes cómo llaman los habaneros a la refrigeradora? Le dicen el coco. Por una razón tan dramática como literal: adentro solo hay agua.

Guillaume-Long
Artículo de José Hernández: «Guillaume Long, eres una estafa intelectual y política»

En tu comunicado, a nombre del pueblo ecuatoriano, perpetúas los mitos pérfidos que murieron en tu otro país entre los años setenta y ochenta. Tú haces decir a los ecuatorianos que “Cuba ha ofrecido durante décadas una generosa y sostenida ayuda internacional en las áreas de salud, educación y cultura, en pleno respeto a la soberanía de los países receptores”. No, el castrismo no ayuda: extorsiona a sus ciudadanos enviándolos al exterior para quedarse con buena parte de su salario. Y engaña a los gobiernos que ayuda (con su total complicidad) haciendo creer a la opinión mundial que, por ejemplo, sus médicos están bien preparados. Te bastaría con visitar un Centro de Salud aquí para medir el alcance de tus falacias: los doctores ecuatorianos te podrían contar las argucias y artimañas de los médicos cubanos para disimular sus atrasos y eludir las decisiones cruciales. Las dejan en manos de los doctores locales de los cuales son, en casos, sus jefes.

¿Profundo dolor por la muerte de un dictador sanguinario? Tu caso perfila una verdadera estafa intelectual y política, Guillaume Long. Tú naciste en París. No puedes ignorar que en esa ciudad, en junio de 1979 (¡hace 37 años!) dos eminentes intelectuales (Jean Paul Sartre, de izquierda, y Raymond Aron, liberal de derecha), visitaron al entonces presidente Valéry Giscard D’Estaing para pedirle que Francia rescatara a los seres humanos que escapaban de Vietnam comunista. Los boat people.

Sartre y Aron situaron el derecho a la vida y los derechos humanos por encima de las ideologías. Ese gesto, que los honra a los dos, fue un preludio para lo que vino a partir de noviembre de 1989 con la caída del Muro de Berlín. Desde esos años la humanidad sabe que son intolerables los dictadores de derecha (como Videla y Pinochet) como los de esa izquierda jurásica que tu defiendes: Castro o Xi Jinping. Tú ignoras los torturados, encarcelados, desaparecidos y perseguidos por Castro. Deben valer a tus ojos mucho menos que los torturados, encarcelados, desaparecidos y perseguidos por Pinochet. Para ti no son personas.

Gracias a Europa, donde naciste, gracias a esos países que resistieron a Hitler pero también resistieron ante la dictadura de la URSS, los demócratas sabemos que hay que desconfiar de las revoluciones y abrazar todas las disidencias. En ese contexto, tu hemiplejia política no es ingenuidad: eres un mamerto contumaz. Defensor de los dictadores que, guarecidos tras ese discurso que hay en tu comunicado, se eternizan en el poder, roban, violentan los derechos humanos, pisotean la democracia, llenan la cárcel de opositores y gobiernan en la más total opacidad.

La infinita tristeza y el desconsuelo por la muerte de Castro, solo concierne, como lo habrás entendido, a aquellos, como tú, que creen normal que un individuo esté 60 años en el poder y perfile la vida de los ciudadanos de acuerdo a sus deseos, trastornos y delirios. A los demócratas solo nos cabe constatar que hay un dictador sanguinario menos.

Autor:  José Hernández

Fuente:  4 Pelagatos

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