Nos quitaron tanto que hasta nos quitaron el miedo

En abril del 2015, un grupo de amigos, sin filiación política, ciudadanos comunes y corrientes, indignados ante un último escándalo de corrupción en las aduanas de Guatemala, convocó por Facebook a los ciudadanos de su país a manifestarse pacíficamente para demandar la renuncia de la vicepresidenta y el levantamiento de la inmunidad al presidente. Los escándalos de corrupción fueron sacados a la luz por las investigaciones entre el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), creada en el 2006, a través de un acuerdo entre la Organización de las Naciones Unidas y el Gobierno guatemalteco como un órgano independiente de carácter internacional.

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Artículo de Virna Cedeño: «Nos quitaron tanto que hasta nos quitaron el miedo»

Ante la sorpresa de los autodenominados “indignados”, miles de guatemaltecos en todo el país acudieron al llamado; familias enteras, ancianos, niños y jóvenes estuvieron presentes para hacer escuchar su voz y expresar su hartazgo a una clase política mafiosa y a una corrupción institucionalizada. Fue el inicio del fin del gobierno del presidente y la vicepresidenta guatemaltecos apresados por asociación ilícita, cohecho pasivo y defraudación aduanera.

La fiscal guatemalteca declaró que sin la participación ciudadana que acompañó al Ministerio Público y a la Cicig no habría sido posible lograrlo. La sociedad guatemalteca no se ha caracterizado por movilizarse espontáneamente, sin embargo, poco a poco fueron constatando que sus protestas tenían consecuencias políticas ganando cada vez más adherentes lo que condujo a la denominada “primavera guatemalteca” que está contagiando a otros países centroamericanos como Honduras y El Salvador.

¿Qué factores lograron movilizar a la sociedad guatemalteca? ¿Qué logró despertar y motivar la participación ciudadana? Guatemala es uno de los países con las mayores tasas de homicidios del planeta. Su población ha sufrido guerras y violencia con una agudización de la pobreza extrema en la última década, especialmente en el área rural e indígena donde afecta a alrededor del 83% de sus habitantes. Tal vez las situaciones extremas conducen al despertar ciudadano.

En nuestro país los escándalos de corrupción han excedido la imaginación más prolífica y parecen no detenerse. Cada día aparece un nuevo caso que involucra a la clase política, a instancias de gobierno; funcionarios de las más altas esferas están no solo salpicados, sino embarrados en actos claramente ilícitos. Despilfarros del dinero en farsas descaradas como Yachay, la Refinería del Pacífico, la repotenciación de la refinería de Esmeraldas son solo pocos ejemplos del mayor feriado de fondos públicos de nuestra historia.

“Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo” fue la frase que abanderó las protestas guatemaltecas y que los mantiene actualmente luchando para que no se repita la historia. ¿Seguiremos los ecuatorianos esperando a que nos quiten más? ¿Qué más se requiere para hacer reaccionar a una sociedad adormecida o sedada, demasiado “ocupada”, espectadora pasiva que deja solos en la lucha a unos cuantos que arriesgan sus vidas y las de sus familias para luchar contra la corrupción y sobre todo contra la impunidad? Está demostrado, es posible sacudir las estructuras del poder desde las bases de una sociedad activa. Dejemos nuestras zonas de confort y las excusas. Es el tiempo de iniciar “la primavera ecuatoriana”.

Autora:   Virna Cedeño

Fuente:   El Universo

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