Diario El Telégrafo censuró artículo de opinión de Mónica Mancero

El director del diario El Telégrafo, Orlando Pérez, prohibió la publicación de un artículo de opinión de Mónica Mancero titulado Yachay, la punta del iceberg.

El mencionado artículo, según su autora, «es un análisis crítico pero fundamentado sobre las causas de los problemas académicos, más allá del escándalo de Yachay. Y digo que es fundamentado porque yo misma soy parte de la academia, y desde dentro he padecido los problemas que relato en el artículo«.

Mónica Mancero se define como una académica y feminista de izquierda, tiene una columna editorial, que se publica los días lunes, en el diario El Telégrafo desde hace dos años.

Mancero ha tenido algunos problemas desde hace unos tres meses, sus artículos han tenido inesperados recortes sin que le hayan dado ninguna explicación. Finalmente, el artículo que debía ser publicado el día de hoy no apareció en el diario público. El director del periódico, Orlando Pérez, en días pasados le había expresado su molestia por haberse quejado en las redes sociales de las amputaciones que sufrieron sus textos.

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Orlando Pérez censuró artículo de Mónica Mancero

La editorialista intentó comunicarse con Orlando Pérez para pedir una explicación, pero él no ha respondido sus mensajes, quien sí lo hizo fue el corrector del diario El Telégrafo, quien señaló que fue Orlando Pérez quien ordenó que no se publique el artículo.

A continuación publicamos íntegro el artículo de Mónica Mancero censurado por diario El Telégrafo.

Yachay, la punta del iceberg

El lastimoso escándalo que en esta semana ha desatado la entrevista del ex rector de la Universidad Yachay no es sino la confirmación de aquello que varios actores académicos ya habían advertido: un proyecto concebido sin suficiente fundamento, sin anclas en los pequeños nichos de lo que tenemos en ciencia y tecnología, y que responde a un modelo de educación superior centralizado y autoritario.

El hecho de que algo más de 600 estudiantes estén cursando apenas nivelación hasta primeros años de pregrado en una universidad que pretende constituirse en la vanguardia del conocimiento, es algo que en muchos sectores de la academia ecuatoriana no entendemos. Pasará por ser el curso de nivelación y pregrado más caro de la historia de este país. El financiamiento que reciben es escandalosamente alto e inequitativo, si comparamos con otras universidades públicas, que apenas si les alcanza para poder costear a decenas de miles de estudiantes en sus abarrotadas aulas.

El ex rector de la Universidad ha puesto en evidencia irregularidades en consultorías innecesarias, en contratos jugosos de quienes no residían en el país, y como respuesta ha recibido amenazas de levantar juicios por difamación.

Todo esto da cuenta de dos cosas: un modelo centralizado y la inoperancia en la gestión del tema de educación superior. Esta inoperancia se provoca por estar a cargo de profesionales improvisados sin experiencia mínima en gestión académica; sin conocimiento de la realidad de educación superior en nuestro país; y, con pretensiones de tener el monopolio de la verdad, lo que ha llevado a cerrar todo diálogo con la comunidad universitaria ecuatoriana. La Secretaría de Educación Superior SENESCYT es corresponsable del desastre de Yachay.

Mi opinión es que Yachay es la punta del iceberg de una compleja situación de un modelo de educación superior poco democrático y vertical, que pese a la inversión de importantes recursos en becas, en universidades emblemáticas, en el intento de fundamentarse en conocimiento y tecnología, ha terminado erigiendo un modelo autoritario.

Un análisis comparado de los sistemas de dirección universitaria en AL evidencia que el sistema ecuatoriano se distingue como aquel en el que el gobierno retiene mayor autoridad y competencia, puesto que controla el sistema de ingreso a las universidades; los contenidos curriculares de la etapa de nivelación; los programas de becas para la movilidad académica; ha creado nuevas universidades bajo su estricta vigilancia; e incluso controla los órganos de gobierno y de acreditación universitarios. Este modelo pone de manifiesto que el minucioso “seguimiento” administrativo y presupuestario que el Estado hace sobre las universidades termina limitando seriamente su autonomía académica. En consecuencia, la diversidad ideológica y el pluralismo académico y político universitario están amenazados.

2 comentarios en «Diario El Telégrafo censuró artículo de opinión de Mónica Mancero»

  1. A donde vamos a llegar con un modelo de gestión que su mayor logro ha sido el despilfarro de recursos económicos proporcionados por todo el pueblo ecuatoriano, y como puede ser justo hacer el pago de honorarios a tres de las cuatro autoridades que ni siquiera residen en nuestro país para ejercer su protección académica. Y aunque suena irónico pero tres de los cuatro representantes quien toman las decisiones en Yachay Universidad residen en la Florida (EE UU). Y en todo el tiempo que llevan en funciones si sumamos los días que han estado en nuestro país a lo mucho suman un mes y algo más cada uno. Yo también quisiera hacer esto en mi trabajo, pero como a mi si me da vergüenza y tengo dignidad y respeto por el sacrificio de los demás, hago lo que hace todo ecuatoriano trabajar para ganarme el pan de cada día.

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  2. Todo ese dinero invertido en Yachay se debió invertir en todas las universidades del resto del país, creando nuevos y sofisticados centros de investigación con todo tipo de laboratorios, mejorando de esa forma que ya teníamos, elevando así, el nivel universitario en todo los ámbitos.

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